Mis abuelas y mi mamá fueron las que me enseñaron a tejer y a bordar. Cuando las abuelas llegaban de visita y las veía tejer o bordar yo también quería aprender a hacerlo. Creo que son de mis primeros recuerdos en dónde usar las manos para crear me daba mucha paz. Lograba concentrarme en ese momento de creación y como me emocionaba tanto el resultado podía dedicarle tiempo sin problema, pero era algo que sólo hacía en su compañía cuando se iban ahí quedaban los proyectos.
Mi mamá siguió bordando y cuando Lara mi sobrina cumplió dos años le hice una bolsita y mi mamá bordó el agua que salía de la cabeza de la ballena. Me encantó la combinación de grabado y bordado y las posibilidades que daba para aplicar color y textura.
Así que me animé y empecé a colorear con hilos el grabado textil, el primero fue el elefante y después vino la idea de las muñecas.
El diseño del personaje impreso está creado para ser llenado de color y textura con hilos. Las puntadas las escojo según crea que van más acorde con el diseño. Para aplicar el color igual que en una ilustración me guío por una gama de colores definida y al ir bordando va fluyendo como coloco los colores.
Aunque lleva su tiempo no me arrepiento de haber incorporado esta técnica en mis procesos, me encanta el resultado y todo lo que aporta a cada pieza que hace que sean únicas. Además me reconecta con mi raíz lo que hace muy feliz a mi corazón.
¡Felices puntadas! a todos los que disfruten del arte de bordar.